
Sea cual sea nuestra edad, a veces podemos tener la impresión de que nos falla la memoria: imposible recordar el nombre de un actor, de una persona a la que vemos habitualmente en el trabajo. La preocupación se establece en "Estoy perdiendo la memoria. ¿Es esta la señal de advertencia de la enfermedad de Alzheimer? No tenemos un recuerdo sino varios recuerdos. Recordar un rostro, una emoción sentida, una fórmula matemática o cómo conducir un automóvil no involucra las mismas regiones del cerebro. Parte de la información se almacena de por vida, otras se guardan brevemente y luego se eliminan. Nuestra capacidad para registrar, clasificar y almacenar información correctamente depende del correcto funcionamiento de nuestro cerebro.
El cerebro: mejor que una computadora
- Al principio, agua, azúcar y grasas.
Aunque nuestro cerebro es solo el 2% de nuestro peso, absorbe el 20% del oxígeno que respiramos y el 20% de la energía alimentaria que consumimos. Para un rendimiento máximo, son esenciales alrededor de cuarenta sustancias (vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos y ácidos grasos). Controlando todas las funciones de nuestro cuerpo, el cerebro necesita mucha energía para realizar correctamente su tarea, pero sus capacidades de almacenamiento de energía son limitadas. Por lo tanto, necesita un suministro permanente de azúcar, la principal fuente de energía y oxígeno del cerebro. Casi la mitad del azúcar que consumimos se utiliza para alimentarlo. El cerebro está compuesto en un 80% de agua. Si el cuerpo está deshidratado, la atención se reduce, la concentración y el rendimiento en el trabajo disminuyen. El cerebro ocupa el segundo lugar después del tejido adiposo por su concentración de lípidos (60% de su peso seco) y, sin embargo, es incapaz de quemar grasa para obtener energía. ¿Por qué tanta concentración? Los lípidos y más específicamente los Omega 3 son el componente esencial de la membrana de las células cerebrales. La calidad de esta membrana depende de la calidad de los intercambios entre estas células. La buena transmisión entre neuronas condiciona nuestra capacidad de aprender y memorizar, pero también nuestras emociones y nuestro equilibrio nervioso.
Cómo se procesa la información
- Los diferentes recuerdos
La capacidad de memorizar voluntariamente determinada información no recurre a las mismas regiones del cerebro que nuestra memoria “inconsciente”, lo que nos permite realizar ciertos automatismos como conducir un coche, bajar escaleras o utilizar nuestro ordenador. La memoria a corto plazo almacena una gran cantidad de datos y borra la información innecesaria después del procesamiento. La memoria a largo plazo almacena información durante mucho tiempo e incluso durante toda la vida. Con una capacidad considerable, la memoria a largo plazo es depositaria de nuestra memoria, de nuestro aprendizaje, en definitiva, de nuestra historia.
- El almacenamiento
Cien mil millones de neuronas reciben información tanto del exterior como del interior. Se comunican entre sí mediante señales eléctricas o químicas. Crean redes interconectadas y especializadas, un poco como las computadoras del mismo departamento dentro de una empresa pero aún capaces de comunicarse con otros departamentos. Clasifican y almacenan la información en diferentes carpetas.
- Mediadores químicos
Estas moléculas permiten que las neuronas se comuniquen entre sí. Desempeñan un papel fundamental en la memorización y la concentración. La adrenalina, la serotonina, la dopamina están involucradas tanto en el manejo de nuestras emociones, nuestro estado de ánimo como en nuestra capacidad de concentración, para proporcionar un esfuerzo intelectual sostenido.
Memoria: elementos disruptivos
- El estrés
El estrés moviliza áreas activas del cerebro en fenómenos de memorización. El estrés puntual afecta nuestra memoria a corto plazo: llegaremos tarde a una cita profesional y no sabemos dónde estacionamos nuestro coche o cuál es el número de teléfono de la persona que nos estará esperando. El estrés crónico provoca la liberación de grandes cantidades de cortisol que se acumula en el cerebro y altera significativamente nuestra capacidad para memorizar y concentrarnos.
- La depresión
Las hormonas implicadas en la depresión afectan nuestra memoria. Además, la pérdida de motivación no fomenta los esfuerzos intelectuales. La incapacidad para afrontar la situación aumenta los sentimientos de depresión y ansiedad.
- Ciertas enfermedades: accidentes cerebrovasculares e hipotiroidismo
La sangre suministra oxígeno al cerebro y todos los nutrientes que necesita para funcionar. La rotura de un capilar o la formación de un coágulo que obstruye un vaso privará al área del cerebro de su nutrición. Si las áreas involucradas en la memoria se ven afectadas, las repercusiones serán más o menos importantes según la extensión del daño. La presión arterial alta y la diabetes aumentan el riesgo de accidente cerebrovascular Una disfunción de la tiroides puede provocar una disminución de las facultades intelectuales con problemas de memoria.
- Los medicamentos
Los tranquilizantes y las pastillas para dormir ralentizan el funcionamiento del cerebro. Su acción puede prolongarse y perturbar nuestra capacidad de trabajo con una disminución de nuestra concentración.
- Deficiencias
La comida juega un papel importante. Para funcionar correctamente nuestro cerebro necesita 15 minerales y oligoelementos, 8 aminoácidos, 13 vitaminas y 4 ácidos grasos. Todos estos nutrientes no pueden ser producidos por el cuerpo, algunos deben ser proporcionados imperativamente por la dieta. Cualquier deficiencia de uno de ellos puede alterar el funcionamiento de las células cerebrales y reducir nuestras capacidades de aprendizaje, concentración y mantenimiento de un esfuerzo intelectual sostenido. La pérdida de memoria única a menudo está relacionada con una deficiencia de nutrientes.
- Deshidratación y falta de oxígeno.
El cerebro está compuesto en un 80% de agua. También necesita oxígeno. Para mejorar tu rendimiento intelectual, debes beber lo suficiente a lo largo del día y pensar en ventilar las habitaciones para renovar el aire ambiente. Trabajar en una atmósfera confinada conduce a la asfixia progresiva de las neuronas.